Tomeki
Cover of Diario de un Profesor de Filosofía 1989-2023. Segunda Edición

Diario de un Profesor de Filosofía 1989-2023. Segunda Edición

By Francisco Huertas Hernández

0 (0 Ratings)
1 Want to read0 Currently reading1 Have read

Publish Date

Mayo 2025

Publisher

Edicions Forment

Language

spa

Pages

243

Description:

Mi segundo libro publicado es, como repito hasta la saciedad, mi confesión, testimonio y testamento. En el inédito Prólogo a la Segunda Edición -aún lejana- he profundizado en este tema a partir de una estética de la recepción, de la dialéctica relación entre el que escribe y el que lee. Los lectores que me comentan sus impresiones insisten en la "filosofía de la educación", "la vocación", "el método socrático de las clases", "la presencia de las ciudades", "la infancia", "la poesía del libro" o "el tiempo como sustancia de todo Diario". Desde que esta autobiografía tomó cuerpo, es decir, se hizo "ser de papel" (un être de papier), como diría Roland Barthes, es decir, desde que pude sentir el libro al tacto, al oído, al olfato, y a la vista, más allá de su presencia difusa primera en internet, en el blog Acorazado Cinéfilo, empecé a conocerme en mi escritura en ese desdoblamiento que hace del autor lector prístino y, probablemente, parcial. ¿Qué he conocido de mí en el libro de papel -única existencia verdadera? Lo primero, la forma. Concuerdo con Inma: la escritura es densa, a veces, de una densidad invisible. No es una densidad léxica, sino filosófica o poética. Sé que la lectura de Baltasar Gracián y Jorge Luis Borges hace casi cuarenta años determinó esa cualidad conceptista de mi estilo. Los pocos lectores de mi primer libro lo saben. No hago un esfuerzo consciente por ser sintético. Y no siempre la dimensión aforística de la frase encierra claridad. No es la claridad lo que busca el aforismo sino la revelación. Dicho de otro modo, la claridad y la distinción cartesianas son rasgos analíticos, no sintéticos. Y el aforismo, la densidad conceptista, son síntesis de saber máximo y expresión mínima. La síntesis establece una totalidad, pero el análisis presupone esa totalidad sin conocerla, y exige la división, la descomposición, como si sólo troceando llegáramos al núcleo íntimo de la idea, la cosa. En la intuición se nos da la síntesis, y como ésta expresa la totalidad, y la totalidad excede de nuestra comprensión conceptual analítica (usar conceptos es cortar, dividir, analizar lo real) lo que nos desliza hacia la poesía. Llegamos a la poesía cuando accedemos a una totalidad no conceptual, intuitiva, una revelación, que proviene de regiones que no conocemos, pero cuyo escalofrío nos las presenta como evidentes, más evidentes, más ciertas, que esos trozos inútilmente divididos de los conceptos. Así pues la densidad intuitiva y poética de mi escritura es lo primero que encuentro como lector-autor en la forma de este "Diario". Pero respecto al contenido, la materia, del libro, creo, sospecho, que la contradicción permanente entre el amor a la enseñanza y el hastío, entre la admiración por los alumnos y la decepción incalculable de su alejamiento de la cultura, y, más allá de ello, entre Platón y Nietzsche, es decir, entre la fe en lo trascendente y su disolución ("profanación" escribe el estudioso de Nietzsche, Eugen Fink).